domingo, 14 de febrero de 2010

A-64

Roth abrió la puerta de su renault 5 rojo y me ayudó a subir. Siembre me había encantado ese coche. Un beso en la mejilla y el motor comenzó a rugir. No teníamos rumbo. Las 10 de la mañana, como de constumbre un sábado en la A-64 hacia ninguna parte.
10:07, y unos 25 segundos, ya me había dormido. Me desperté con frío en la espalda. Me levanté de la cama, la ventana estaba abierta y yo destapada de sueños.
Me di cuenta de que no tenía un renault 5 rojo, era domingo.
El ni si quiera se llamaba Roth y yo vivo a 450km de la A-64.


Gemma Fanjul